martes, 13 de octubre de 2009

Virginia en Washington


Notese el origen de la palabra "Virginia": "de la virgen", un notable juego etimologico con mi propio nombre "Mariana", tambien "de la virgen". Virginia del Norte queda a tan solo 15 minutos de Washington D.C.-en coche-, a 45 de George Town -en coche y perdiendose insolitamente con un GPS llamado caseramente Gertrudis-. Cualquiera que viaje a Washington para salir en George Town creera que es virgen, en mas de un sentido. Salir a comer es encontrarse con un tumulto en la vereda, es comer literalmente en la calle, con una Jumbo slice de pizza que, para interiorizarse un poco mas, equivale a una pizza o calzzone entero de Uruguay, Argentina, Espana, Ecuador, Venezuela, resto del mundo. Pero en Estados Unidos de Norteamerica, es solo una gran porcion. Es un colesterol mas al dia. Jamas habreis probado locura hasta haber pisado George Town. Jamas sabran lo que es toparse con la gente hasta haber zigzagueado en una vereda angosta de George Town. A no ser que hayas vivido en China, y que hayas encontrado afro americanos en el camino. Se quedan inmoviles. Hay que sortearlos, al tiempo que haces lo mismo con los mozaicos de mozzarella, despreciados por el plato descartable de los comenzales.
En fin, como toda virgen metrocitadina, mis amigas y yo nos perdimos cuando fuimos en auto. Y volvimos a perdernos cuando fuimos en metro. A la vuelta, tambien tomamos una linea equivocada. En el ultimo metro de regreso a la estacion de taxis, caimos rendidas en los asientos. Mire hacia afuera: las paradas han sido cerradas con cristales. Me alegra saber que no morire en invierno, cuando todo este tan blanco que no distinga el suelo, los arboles, ni mi propio cuerpo arropado frente al espejo. Mire hacia el techo: avisos en el techo!!! La gente lee cualquier cosa, aun cuando mira hacia el techo, no puedes pensar en paz. Me cubro un poco con la bufanda. Es turno de mirar hacia el suelo. La chica de enfrete calza Havaianas (que nunca pasaran de moda, lo asumo). Y no se por que, pero ya no me parece tan raro. Lo acepto. Los odio. Odio que ellos disfruten el clima y que yo este muriendo. Extrano maldecir el clima Uruguayo, que no es tan terrible cuando cae helada. Extrano los alfajores. Extrano otras cosas. Pero los alfajores!!! Y el asado!!! Y el sabor en general!!! Supongo que no queda mas que resignarse a los vacios y diferencias, en lugar de sufrir la anoranza de la cultura autoctona en cada recuerdo. Ese es el romance del viaje, de la aventura. Sentirse tan inmaculada en cada nueva experiencia, tan perdida en una nueva cultura, que todo lo sencillo se multiplique a lo extraordinario, a lo maravilloso, o lo doliente.

pd: en la foto, la otra cara de la experiencia: el Jazz en vivo. Unico. Maravilloso.

1 comentario:

  1. "sin comas ni enies", pero con mucha nostalgia.
    Ya te imagino cargando kilos y kilos de yerba... ¡Snif!

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