sábado, 1 de octubre de 2011

Berma


Fue un viaje corto, pero intenso. Jugamos fútbol unas tres horas al rayo del sol de mediodía. Supongo que eso pasa cuando uno está de viaje: no medir el paso del tiempo, ponerse rojo camarón, dejar las obligaciones de lado. El viento primaveral trajo la energía y acondicionó la arena semi volátil de playa Kibón. De yapa, se trajo la buena onda de la gente. Éramos casi treinta chicos intentando despellegarnos por la pelota (tendrían que haber visto la cara de los rambleros, esos que se corren la 10k y se vuelven trotando a casa. Jamás vieron masacre más divertida). Hasta los chuchaquis* de la noche anterior arremetieron -llegaron resagados, pero vivos y dispuestos-. Lo dejamos todo en la arena. No daré detalles, pero creo que sacamos lo peor de cada uno.

Fuimos a comer algo juntos. Caímos en un restaurante. El chivito** era malo; el servicio, peor. Eso sucede, justamente, cuando uno "cae" en un restaurante uruguayo con 30 gurises*** que tienen la jeta untada con arena. No hay otra forma de decirlo. Si no fuera por ese algo, creo que todos nos habríamos levantado de la silla. No sé si era el sudor pegado a la frente, o la arena carraspeando gargantas, o las 2500 Calorías (los enemigos deben escribirse con mayúscula) que teníamos a favor para cobrarnos, pero nos quedamos para ver qué le servían al vecino; y cuando quisimos acordar, Esther de España había terminado su milanesa de cuatro panes (foto?). Estábamos llenos, hasta que alguien nombró "helado". Nos embarcamos los de mentalidad "A-qué-sí..." Y la respuesta fue Sí, cabe. Y un sí rotundo para Sara de Colombia: los uruguayos comemos mucho los fines de semana, y siempre estamos pensando en el asado que no comimos.

Los chalecos, los balones y mi panza volvieron a casa. No tuve el valor de sacarme las chinelas y apartar la arena. Me recosté en el sillón para ver el último atardecer temprano del año (el domingo adelantamos una hora el reloj, así que el sol se pondrá a las 20). "Ahora sí voy a ver los atardeceres después del laburo", pensé. No quisé, pero lo pensé. Por un momento mi cabeza quedó en la arena, en los gurises y en las otras caras. Me quedé con sabor a dejavú. Y me volví solita del viaje.


*Chuchaqui: con resaca
**Chivito: sándwich uruguayo de carne
***Gurises: chiquilines, chicos.