lunes, 10 de junio de 2013

Viajar


Se viaja con una mochila vacía.
Que se llena de elementos que queremos traernos a casa.
Que se siente liviana cuando lo que acarreamos suma, pero no nos pesa.
Se viaja con una hoja en blanco.
Que se completa con frases e imágenes.
Que se acribilla con detalles inesperados, con tristezas y alegrías.
Se viaja con miedo.
Que se codea con la experiencia.
Que se aviva con los desafíos y se transforma en ganancia cuando encontramos un sentido.
Se viaja con esperanza.
Que se acobarda con la injusticia pero se renueva con la bondad y la hospitalidad incondicional.
Que se transforma en pasión por el mundo y ganas de entibiarlo.


Cuantos abrazos encontré por el mundo que me entibiaron el alma. Doy gracias porque sin saberlo, salí con la mochila vacía y volvió llena; porque pude encontrar las palabras para llenar mis hojas y no olvidar las alegrías y tristezas; porque me fui con miedo y volví con esperanza. Siento que desde que salí al mundo no he tocado las mismas aguas. Aun cuando me siento varada, contemplo todo lo que he ganado por entregarme a otras corrientes. Gracias a Dios, encontré personas que me dieron aliento, cariño, amistad y ganas de redescubrir el mundo en el curso de lo ordinario.