jueves, 28 de octubre de 2010

El viaje es largo


Lo bueno de los viajes es que uno crece tremendamente con ellos. Si son cortos, son explorativos, entretenidos; si son largos, hasta nos dá tiempo para pensar en uno y para cambiar lo que queremos. Surge una especie de vocación por la estrategia comercial, por la que nuestra vida se resuelve en un análisis DAFO: mis debilidades son el chocolate y Gregory Peck; mis amenazas son el chocolate y la pereza; mis fortalezas son mi carácter, mis amistades y el chocolate; mis oportunidades son el café, un teclado, mis sueños y, por qué no, una barra de chocolate (¿con almendras?).

Yo creo que la vida es una barra de chocolate, tentadora por fuera (de lo malo y de lo bueno), noble en su interior. La vida es azucarada y noble, así tenga 60 piezas o 24 pedazos rellenos con retazos de miel o granos amargos de café. Siempre vamos a encontrar la dulzura de una barra de chocolate, probablemente de forma más intensa durante un viaje. Así que no esperes, Cata. Empezalo ya. No hace falta subirse a un barco, porque en tus sueños no existen las fronteras ni las aduanas que te exijan respuestas, papeles, correcciones, personajes complejos. Sólo están los sueños y un puñado de hermosas experiencias. Que tu viaje sea largo y placentero. Y que escribas mucho.

Feliz 24to aniversario de tu locura.